MI LOTTA

Mi mejor amiga, mi perrita Lotta, murió con 11 años y 8 meses.

Desde aquí quiero hacerle un pequeño homenaje al que, para mi, ha sido el mejor perro del mundo y con el que he tenido el honor de compartir los últimos casi doce años de mi vida. Era mi “osito panda”.



Aprovecho también para rendir homenaje a mi perrita Bruna, que falleció hace 3 años, y a todos mis otros perros que, afortunadamente, siguen todavía alegrándome el día a día.

Bruna sólo compartió 2 años con nosotros. La adoptamos con 9 meses porque la querían sacrificar. Jamás he visto tanto agradecimiento como el día que la recogimos, saltaba como loca y nos lamía.

Desde ese día se convirtió en nuestra mayor protectora hasta el extremo que nadie podía acercarse a menos de dos metros.

Era el mejor perro guardián que he visto nunca y cuidaba tanto de nosotros como de la casa.
Había sido abandonada dos veces y tenía problemas de conducta, pero conmigo era la más cariñosa del mundo.

Por desgracia, su destino parecía escrito porque 2 años después murió en un accidente que prefiero no recordar y que me ha dejado marcado de por vida. Nunca olvidaré aquel fatídico día.



Lotta era un Lapphund Finlandés (Pastor de Laponia), una raza poco conocida en España, pero muy popular en Finlandia.

Ver enlace: Lapphund Finlandés

Me gustó el Lapphund sueco al verlo en un libro y contacté vía mail con un criador de la raza en Suecia, pero buscando información vi una foto del Pastor de Laponia y me enamoré.

El propio criador de Suecia me puso en contacto con un amigo suyo de Finlandia que estudiaba en la Universidad de Helsinki.

Entonces internet no era como ahora, porque casi nadie tenía, y sólo contactábamos vía mail cuando el chico se podía conectar en la Facultad.

Muy amablemente me hizo todas las gestiones para contactar con un criador finlandés de la raza y 4 meses después el sueño se hizo realidad. El 12 de enero del año 2000 llegó mi Lotta caída del cielo.

Aunque yo, actualmente, recomiendo a todo el mundo que adopte o gaste lo menos posible en la adquisición de un cachorro, he de reconocer que fue el dinero mejor invertido de mi vida.



Nunca olvidaré su amor incondicional, por ser la única que siempre estuvo conmigo, a mi lado, cuando más lo he necesitado durante estos años.
Jamás olvidaré su compañía y su cariño en momentos muy duros que la vida me ha deparado en la última década.

Hemos pasado mucho juntos. Hemos reído y hemos llorado, pero sobretodo hemos compartido una parte del camino.

No se si me van a creer, pero no exagero si les digo que a mi un perro, Lotta, mi perrita, la más bonita del mundo, me cambió la vida. Fue una de las decisiones más acertadas que he tomado nunca.

Todavía recuerdo como si fuera ayer el día que la recogí en el aeropuerto, a pie de avión, cuando la sacaban de la bodega y el animalito estaba llorando, sucio y muerto de miedo. Era como un osito de peluche.



He de confesar que nunca me he perdonado lo cruel que fui al encapricharme de un perro que me tuvieron que traer desde un pueblecito llamado Oulu, en Finlandia.

Dos viajes de avión (uno hasta Helsinki y otro hasta Barcelona) para un cachorro de 2 meses y 12 días, recién separado de su madre y sus hermanos. ¿En qué estaría yo pensando?

A veces nos comportamos de forma muy egoísta y nos dejamos llevar por nuestros caprichos.


Yo hablaba con ella y lo mejor es que aprendió a contestarme, quizás me consideren un loco, pero me da igual.

Un ladrido era SI y quedarse callada era NO. Así nos comunicábamos, era nuestro propio idioma, además del lenguaje visual. Les aseguro que sólo con mirarnos nos entendíamos perfectamente.

Era tan fácil de adiestrar que la enseñé a hacer todo tipo de cosas: me abría las puertas, jugábamos al escondite, se hacía la dormida y hasta me hacía defensa simulada.

Nunca se dio el caso que tuviera que defenderme, pero era tan buena y sociable que creo que habría jugado con el agresor.
Para evitarlo hacíamos lo que yo llamo “defensa en apariencia”.
Al emitir un sonido concreto con mi garganta ella se ponía en guardia y empezaba a gruñir y ladrar como una auténtica fiera. A ver quien era el guapo que se acercaba a mi.

Jamás necesitó ir atada, a pesar de ser una raza nórdica, que son muy independientes.
Ella nunca se alejaba más allá del círculo de seguridad. No le gustaba la correa, pero era tan obediente que no la necesitaba.

La verdad es que fue buena hasta para morirse. El animalito empezó a respirar mal y en unas horas se fue.
De haber sabido que eran sus últimas horas me habría quedado a su lado y esa pena la llevo dentro.



Solo aquel que haya tenido a un fiel amigo podrá llegar a entenderme.

Me dio todo sin esperar nada a cambio.

Que Dios me perdone por haber querido, y querer, a mis perros más que a algunas personas.

Está feo decirlo, pero no recuerdo haber llorado más en toda mi vida que con la muerte de Bruna y Lotta.

En realidad escribir este artículo me ha costado un mar de lágrimas, porque todavía sigo sin poder hablar de ellas.



Estas frases definen perfectamente a la raza canina:

1.Si los perros no van al cielo, cuando muera quiero ir a donde ellos van.

2.Mi meta en la vida es ser tan buena persona como mi perro ya cree que soy.

3.Los perros aman a sus amigos y muerden a sus enemigos, casi al contrario de las personas, quienes tienden a mezclar amor y odio.

4.La razón por la cual los perros tienen tantos amigos es porque mueven sus colas en lugar de sus lenguas.

5.Nadie te seguirá incondicionalmente adonde quiera que vayas. Tu perro sí.

6.Te querrá igual si eres rico o pobre, guapo o feo.

7.Nunca te guardará rencor, aunque lo reprendas.

8.Siempre que te vea será feliz, por el simple hecho de saber que eres tú el que llegas a casa.

9.No te pedirá más que una caricia, o que le prestes un poquito de tu atención.

10.Si lloras, lo entiende perfectamente.

11.Si enfermas no se moverá de tu lado.



12.Se conformará siempre con la comida que le des, sin protestar.

13.Harás ejercicio para pasearle.

14.Siempre te hará compañía.

15.Si tienes hijos, aprenderán a querer y respetar a los animales.

16.Te será fiel hasta la muerte.

17.Es capaz de dar mucho más de lo que recibe.

18.Si no has tenido nunca un animal, aprenderás lo que es quererlo.

19.Te hará reir, aunque de cachorrito haga algunas travesuras.

20.Si le das un pequeño regalo, lo agradece siempre.

21.Sólo con la mirada aprenderás a entenderle.

El resto lo sabrás cuando se haya ido para siempre. Por desgracia, no valoramos las cosas hasta que las perdemos y ya es tarde.



Lotta, Bruna, mis niñas, mis perritas bonitas quiero que sepáis que siempre estaréis en mi corazón, hasta el día que volvamos a encontrarnos nuevamente.

Un pedazo de mi alma, se fue con vosotras, dejando un vacío difícil de llenar.

Desde aquí quiero pediros perdón si no fui el mejor dueño y si en algún momento no supe entenderos y os sentisteis solas o, por falta de tiempo, no os presté la atención que esperabais.

Jamás os olvidaré y estoy seguro que desde allí donde estéis, probablemente en “el cielo de los perros”, seguís cuidando de mi.

Ver enlace: El perro, el mejor amigo del hombre